Hoy es 28 de junio. Otro año más, para mostrar nuestro Orgullo al mundo. De nuevo salen las voces de personas que sin coherencia ni lógica exigen un día del orgullo heterosexual. No voy a explicar de nuevo, por qué no merecen un día así. Hay miles de artículos en Internet que lo describen seguramente mejor que yo.

Mi mensaje de hoy es para todos aquellos que desfilan, pasean o piensan disfrutar de esta, nuestra festividad, de la manera con la que se sientan mejor. Ya que un sector de la sociedad nos va a criticar hagamos lo que hagamos. Es lo que se ha denominado NORMALIZACIÓN.

Porque hay que ser normal, esta palabra, “normalización” ha sido pervertida y retorcida para que aceptes las leyes y normas del heteropatriarcado, tal y como él ha decidido que tiene que ser. Eso pasa por no ir por la calle vestido de una forma que no desentone, que sea lo más “normal” del mundo. Ni se te ocurra decir algo o hacer alguna cosa que pueda escandalizar a la gente. Ir semi en pelotas al orgullo, ya sea con tanga, un trozo de cuerda o simplemente desnudo con tu cuerpo pintado. Ni se te ocurra decir que es el ORGULLO, no, no, es el orgullo gay. Con el gay delante para que quede claro que esto va de maricones. Olvidamos por el camino a lesbianas, bisexuales, transexuales y todas las letras que nos faltan.

Debemos de tener los mismos derechos, porque somos iguales; pero ojo lo más importante es que seamos NORMALES. No provoques, no dejes que los conservadores se escandalicen. Y ante todo ni se te ocurra decirle al mundo que hay muchas maneras de querer, amar, desear, y ser querido, amado y deseado, porque… ¡La imagen que das del colectivo no es con la que ellos se sienten identificados! Y estás dañando la imagen de los gais buenos y correctos del mundo.

Te dicen además con todo el morro que es su modo de verlo y que hay que respetarlo. Lo siento, NO. No voy a respetar la LGTBfobia dentro de mi propia casa, no voy a tolerar que me digas tú, como debo mostrar al mundo lo que siento por dentro y que quiero sacarlo. Usáis a los niños con la excusa de protegerles. No señores dejaros de gilipolladas. Los niños deben verlo como algo normal. No son los niños los que juzgan, ¡SOIS VOSOTROS! El día a día nos bombardean con imágenes sexuales y semisexuales de hombres y mujeres en la televisión, anuncios de periódico o carteles en las calles. Con desnudos y semidesnudos. En los carnavales de medio mundo, la gente va también como en el orgullo LGTB y nadie les dice nada… normal, ya que esta heteronormalizado, ha pasado el filtro heterosexual de aceptable. Los padres quieren pasar la responsabilidad de la educación de sus hijos a los demás, cuando son ellos quienes deberían educarles. Educarles en la tolerancia, la no sexualización de las cosas —ver un desnudo no es algo sexual—, y el respeto a todas las formas de expresarse.

Porque somos como el Arcoíris, de infinitos colores, de infinitas formas de ver la vida, de infinitas formas de amar y ser amado, de infinitos géneros. Salimos vestidos de curas, de ángeles, monjas, con las mejores galas de cuero y látex. Con bañadores exiguos, con tangas, con calzoncillos, bragas o sujetadores. Con boas de pluma, desnudos pintados o al natural, con tacones de aguja, sandalias o plataformas. No queremos ser “normales”.

El orgullo es la fiesta de la que sentirnos muy Orgullosos, con la O mayúscula. Porque es un día reivindicativo y festivo, es el día en el que salimos a la calle, cantamos parafraseando a la grandiosa Gloria Gaynor y os decimos al resto del mundo.

¡I AM WHAT I AM! ¡SOY LO QUE SOY!

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